DR CARLOS BASANTA Y SU NOTA SALUDABLE - - Cuando el dolor, la rabia y la impotencia se apoderan de la pluma

 

 
 
 

 

DR CARLOS BASANTA.*
 
CUANDO EL DOLOR, LA RABIA Y LA IMPOTENCIA SE APODERAN DE LA PLUMA
 
Que guerra es esta?, donde soy soldado sin haber sido recluta, batalla donde soy la diana y no un combatiente, donde la casa no es mi hogar sino mi trinchera, un país en guerra sin enemigo externo, donde hemos cambiado el traje típico, un ataúd ha sustituido al liqui liqui, y en donde la única condición para morir es estar vivo, lejos quedó la enfermedad como transporte hacia la muerte, cualquiera juega a ser Dios y se convierte en el patrón de tu destino, despidiéndote de esta vida sin excusa y sin darte la oportunidad de algún preaviso. Entre ser y no ser ya no hay distancia, la violencia es el tic tac del reloj de nuestra patria, donde lamentablemente nos han puesto a escoger entre dos opciones: O dejar de respirar bajo las balas, o sufrir el dolor que da la ausencia, cuando el metal candente destroza el corazón de un ser querido. El luto convertido en el color de moda, el llanto como expresión de un pueblo entero, donde van a desaparecer ricos y pobres, donde ya no existirán negros ni blancos. Un país de deudos, huérfanos y viudas.
 
Hoy la impotencia es la punta de mi pluma, la rabia se ha apoderado del tintero, y es el dolor y no mi mano quien escribe, rodeado de llantos y coronas en una triste oficina funeraria, con toda la familia reunida al lado de un padre que es mi hermano, que despide a su hijo, mi sobrino. Alejandro un prometedor joven de 26 años, que trabajaba de día y estudiaba de noche, se convirtió en una victima más de la violencia, de nada valió la fuerza con que desde niño se enfrentó a una enfermedad de nacimiento, venciendo el pesimismo de la ciencia e imponiendo su vida por encima de ella. Que orgullosos nos sentíamos al recordar que se nos dijo que no llegaría a pasar de los 13 años y ya había celebrado 26. Pero jamás pensamos que una mano, con el malévolo poder que engendra un arma, cerrara en forma injusta sus ojos a la vida, negándoles a sus padres su derecho a bendecirlo cada día, el disfrutar de sus logros y comprender los errores, cercenando a sus hermanos el derecho a tenerlo y al resto de su familia el placer de su presencia, pero sobre todo, que injusticia es que le quiten su derecho a la vida.
 
Debo confesar que aunque me duele observar el parte de guerra que a diario muestran las páginas de sucesos de los periódicos, y que en ocasiones les he dedicado columnas enteras al tema de la inseguridad y la violencia, al igual que muchos venezolanos siempre los consideré muy lejos de mi entorno, pero que equivocado estaba, hoy mi familia pasó a formar parte de las estadísticas, y mi sobrino un joven en edad productiva de la vida, ya no será un factor de desarrollo individual ni familiar. Hoy siento en carne propia el dolor que a diario sienten muchas familias de este país, siento rabia, si, una inmensa rabia, e impotencia. Pero le pido a Dios fuerzas para no sucumbir a la desesperanza y que me impida aceptar como normal esta descomposición social, porque percibo con horror que nos estamos acostumbrando a ella. El escuchar decir que la causa de la muerte de una persona es haber salido a las 2 de la mañana, o como no lo van a atracar si carga esa cadenota y como se le ocurre meterse en ese barrio con ese carrote, me llena de indignación, porque significan que estamos entregando la libertad.
 
Que nos está pasando, nosotros éramos un país de panas burdas hemos ido paulatinamente perdiendo los principios más elementales, estamos viviendo en una angustia constante, un pavoroso estrés social está mermando nuestras defensa orgánicas, el ambiente hostil y de inseguridad está condicionando violencia contra violencia, la paranoia justificada por nuestra realidad socio política nos deteriora la salud mental y nos predispone a enfermedades del corazón, Tenemos un país enfermo con el síndrome de la violencia, la división, incluso en el entorno familiar de causa política, y la impunidad institucionalizada como caldo de cultivo generador de transgresores sociales.
 
PILDORAS DE TU MEDICO.
 
·        Debemos retomar el rol ductor de la familia en la formación de principios como la unidad, la solidaridad, la inclusión, la honestidad, la responsabilidad y el trabajo como principio.
·        Debemos respetar y cumplir el mayor y más importante mandamiento de la ley de Dios, “Amaos los unos a los otros” y “Amar al prójimo como a ti mismo”, lo cual involucra en su cumplimiento a todos los demás mandamientos divinos.
·        La seguridad es una prioridad de estado, constitucionalmente tenemos derecho a la salud, “al completo bienestar biológico síquico y social y no solo a la ausencia de enfermedades, además tenemos derecho a la vida y el gobierno como rector del estado, está en la obligación de garantizar esos derechos, por encima de cualquier pretensión individual o grupal, esta el colectivo llamado Venezuela.
·        Venezuela quiere paz, Venezuela quiere Unión exijámosles al estado su obligación de proporcionárnoslas, no hemos sido, no somos ni seremos un pueblo de batalla, de guerras ni exterminio entre nosotros mismos.
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 VACUNA CONTRA EL ESTRÉS
Discúlpenme hoy por los chistes, y por favor acompáñenme a desestresarnos con un padre nuestro por el alma de mi Sobrino Alejandro.
 
“Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase señor tu voluntad, así en la tierra como en el cielo danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal, Amen”.
 
Hasta nuestro próximo contacto.
*Medico. Magíster en Salud Pública.
E. mail basantac@cantv.net
 
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