Un par de lagrimas deslizan por las mejillas de la hermosa joven, para luego caer recostada en el hombro de la madre, un mar de sollozos ahoga su entrecortada voz y apenas se escucha el “Dios mío no puede ser que sea diabética”. Días atrás la vi entrar al consultorio con cara de preocupación y no era para menos, estaba orinando mucho, con mucha sed y perdiendo peso, su azúcar en la sangre en 400 mg/dl, la contundencia de la cifra, lo abrupto de la aparición de los síntomas y el resultado de los exámenes no dejan lugar a dudas; estoy frente a una adolescente de 18 años de edad con Diabetes tipo 1. Entre llantos me dice doctor se trambucaron mis sueños, un futuro de cristal se me hizo añicos; me casaba en febrero del próximo año, mi novio no sabe nada, está en un curso, ni su familia tampoco, me imagino que sus padres ya no estarán de acuerdo con esa boda; quien se va a enredar la vida con una enferma; a la que después le van a cortar los pies como a todos los diabéticos, con quien no va a poder tener hijos porque eso se hereda y saldrán con diabetes. Levanta la cara, mírame a los ojos -le digo con firmeza, pero con voz muy suave -, eso no es tan cierto, no hay contraindicación entre la diabetes y el matrimonio; si bien es cierto que la diabetes se puede complicar, también es cierto que las mismas se pueden prevenir. Dios les ha puesto una tremenda prueba a ese amor que dicen tenerse, porque de la magnitud de ese cariño va a depender el beneficio que ese matrimonio le aporte a tu diabetes.

 

Hablar del binomio matrimonio diabetes, es complejo por todo lo que implica y la cantidad de variables que entran en juego: El tipo de diabetes y el esquema de tratamiento, el sexo de la persona que se diagnostica, la edad de los conyugues, el contacto previo con la enfermedad o el desconocimiento del tema, el nivel educativo de ambos, el estrato socio económico, e incluso la labilidad emocional del diabético y de su pareja, teniendo el médico y el mismo paciente que enfrentar una dura lucha para vencer los mitos que sobre la diabetes se han creado. Independientemente del momento de la aparición de la enfermedad con relación al matrimonio; tras enfrentar todos los conflictos emocionales que genera el diagnóstico, la aceptación de la enfermedad por la pareja del diabético debutante, debe tener como base fundamental, la previa aceptación por parte de la persona enferma; el tener diabetes no significa el fin del mundo, ni pasar a convertirse en una carga para los demás, es frecuente que se caiga en depresión y la auto estima se vaya al piso, pero el levantarse con la ayuda de una orientación profesional adecuada, te permitirá tomar las riendas y el control que le proporcionará a la pareja las herramientas necesarias para entender la diabetes como un tema más de la relación y no una pesada y obligada cruz.

 

Si la diabetes aparece antes del matrimonio, tanto el diabético como su futuro conyugue, deben conocer que la enfermedad no incapacita al paciente como pareja, al contrario si el amor es real, el control de la enfermedad por la participación adicional y la empatía que se pueda lograr, puede afianzar esos lazos, porque la diabetes ya dejaría de ser un trastorno individual, para convertirse en uno de los problemas que la familia debe enfrentar el día a día. La diabetes no imposibilita la descendencia; el tratamiento y el control en el caso de la diabetes tipo 2 en mujeres puede lograr revertir los trastornos hormonales que se producen por la insulino resistencia y facilitar el embarazo; sin embargo la diabética que se embaraza aunque es considerada de alto riesgo, un control multidisciplinario obstétrico y metabólico minimiza cualquier peligro; y en cuanto al carácter hereditario de la enfermedad, aun no se ha podido establecer la transmisión genética en el caso de la diabetes tipo 1, y aunque se conoce el factor de riesgo de la herencia en la diabetes tipo 2, no es matemático padres diabéticos igual a hijos diabéticos, es uno de los múltiples factores que entran en juego, por lo cual para evitar la aparición en los hijos se debe actuar sobre las demás variables como la obesidad, la dieta, el sedentarismo, etc.

 

Si la diabetes aparece después de estar casados, el impacto debería de ser mucho menor por que generalmente se esta consolidado como pareja y ya se tienen hijos, pero no obstante, pueden surgir los mismos temores; en este caso se puede interpretar la aparición de la enfermedad como un obstáculo a los planes y sueños de la pareja. Los trastornos emocionales que involucra su diagnóstico puede afectar la relación si no se conocen, la depresión, la irritabilidad pueden ser mal manejados y mal interpretados por el conyugue y originar conflictos; la pareja del diabético debe recibir educación Diabetológica al igual que el o la paciente; los cambios de estilo de vida deben ser familiares y no individuales; puede aparecer la disfunción sexual posterior si no hay un control real de la enfermedad como una complicación prevenible al igual que el pie diabético, y los problemas renales. No es cierto que el diabético automáticamente se convierta en un minusválido sexual, la mayoría de las alteraciones de este tipo ocurre por percepción emocional de no cumplir las expectativas propias y de la pareja, en principio por el impacto del diagnostico y los mitos culturales; sin embargo cuando aparece como complicación crónica de la enfermedad, se debe enfrentar, no en forma individual, es indispensable el concurso de la pareja, recuerda que de ella dependerá la estabilidad de la familia, no escondas la cabeza como el avestruz conversa también con tu médico, en la actualidad existen soluciones, sobre todo cuando se detectan y se enfrentan precozmente.

 VACUNA CONTRA EL ESTRÉS

·        Dos amigos: Le dije una palabra a mi mujer y hace dos meses que no me habla ,le dice al otro , y este le responde , por favor !!, por favor !!! , chamo, por lo que más quieras dime cuál es la palabra?

*Medico. Magíster en Salud Pública.