La diabetes es una enfermedad muy temida por sus complicaciones, la mayoría de las acciones preventivas y los estudios más importantes realizados en torno a ella, giran en función de evitarlas o retardarlas, un nivel de prevención que los sanitaristas llamamos prevención secundaria, aunque el verdadero trabajo, es la prevención primaria, evitar la aparición de la enfermedad, y mucho más allá, el sueño de los salubristas, el objetivo ideal es la prevención primordial, evitar los factores de riesgo que hacen que una persona sea más susceptible de sufrir la enfermedad, en este caso la Diabetes y en eso estamos trabajando. Sin embargo los diabéticos existen y desafortunadamente cada día más, razón por la cual debemos profundizar en el estudio de las consecuencias orgánicas de la diabetes, se ha hablado y se sigue hablando de complicaciones Cardiovasculares, principal causa de muerte de estos dulces individuos, de trastornos visuales, de alteraciones en riñones, en el cerebro, en los nervios, el temido pie diabético que puede terminar en amputaciones y la mayor causa de pánico en el paciente masculino que es la disfunción sexual del diabético; pero muy poco se dice del efecto que la enfermedad produce en los pilares de nuestra estructura corporal que es el hueso tanto desde el punto de vista de su formación como de su mantenimiento y el consecuencial riesgo de fracturas.

 

Las alteraciones en los huesos, relacionadas con la diabetes no es un tema nuevo, se ha venido estudiando desde hace tiempo. Desde que Albright y Reifenstein en 1948 describieron la coexistencia de diabetes mellitus y osteoporosis, son muchos los trabajos que han evidenciado la relación causa efecto de diabetes y alteraciones esqueléticas, sobre todo en diabetes tipo 1, donde la carencia total de insulina, los mecanismos fisiopatológicos de los síntomas y la aparición con mayor frecuencia en personas muy jóvenes donde los huesos no han alcanzado un total desarrollo juegan un papel importante en el origen de trastornos en los huesos a posteriori. En el diabético tipo 1 La hiperglicemia o azúcar alta en sangre conlleva a un desequilibrio metabólico con perdida importante de calcio y magnesio por la orina, a un metabolismo anormal de la vitamina D que aumenta el déficit de calcio, factor imprescindible para la formación de hueso, a lo cual se suma un pobre estimulo a las células creadoras de hueso por la falta de insulina, y si esto fuera poco, la pérdida crónica de magnesio por la orina y un mal funcionamiento de las glándulas paratiroides, inciden en su conjunto en la formación de huesos con una masa ósea muy pobre en cantidad y calidad.

 

En la Diabetes tipo 2, la más frecuente, alrededor del 90% de todos los diabéticos, los estudios en cuanto a densidad del hueso han dado resultados controversiales, algunos han dado una densidad baja, pero en la mayoría, no hay mucha diferencia de la masa ósea comparada con personas no diabética, sin embargo la calidad del hueso se encuentra disminuida en los diabéticos tipo 2, y la diferencia con la tipo 1 , podría ser explicada por el hecho de su aparición con más frecuencia por encima de los 30 años, cuando el hueso ya se ha desarrollado, además  la supresión insulínica, no es abrupta, sino progresiva, lo que preserva el estímulo de la insulina sobre la formación y mantenimiento del hueso, lo que lleva a concluir que en el diabético tipo 2 las alteraciones óseas, van a depender de la evolución de la enfermedad en el tiempo, con riesgos comprobados de osteoporosis, osteomalacia y enfermedad adinámica de los huesos, con una densidad mineral ósea aparentemente normal o aumentado pero con fallas en su estructura.

 

Los diabéticos tienen mayor riesgo de fractura que los no diabéticos, lo cual aumenta proporcionalmente en relación a la edad, con una relación mayor en mujeres que en hombres y mayor en diabetes 1 que en tipo 2, siendo considerado de importancia capital para la estratificación del riesgo de fractura además de las alteraciones en el hueso, el riesgo de caídas de la persona, asociados a la edad y a  complicaciones de la diabetes tanto agudas como crónicas, incluyendo a la hipoglicemia, Neuropatía diabética de origen central, Retinopatía diabética, catarata y otras complicaciones que alteren el equilibrio corporal. Si bien es cierto que en mujeres no diabéticas, la postmenopausia constituye un riesgo de fractura, algunos estudios han señalado que las mujeres diabéticas postmenopáusicas tienen un riesgo mayor de fractura que las no diabéticas del mismo grupo.

·        .El factor condicionante de las complicaciones en el paciente diabético es en gran medida la hiperglicemia sostenida, por lo cual un buen control de la cifras de glicemia y niveles bajos de hemoglobina glicosilada, un examen para el control de la enfermedad nos ayudaría a prevenir huesos alterados y para prueba se reportan estudios de laboratorio donde al añadírsele suero de pacientes diabéticos no controlado a los osteoblastos que son células formadoras de hueso, este inhibe el crecimiento de estas células en cultivos, mientras que al añadírsele suero de pacientes normales no se inhibía el crecimiento celular.

·        Los expertos sugieren  estudiar el metabolismo óseo y realizar densitometría ósea a los diabéticos tipo 1 como base para el diagnostico, seguimiento y tratamiento de las complicaciones diabéticas en los huesos y una evaluación de factores de riesgo a los diabéticos tipo 2, y dejar el tratamiento sustitutivo a los médicos por el riesgo que implica la automedicación y los efectos adversos que sobre el mismo hueso por acción indirecta ejerce la sobre dosificación de calcio y vitamina D.

 

 

El último día de clases, los alumnos le llevaron regalos a la maestra.                                      El hijo del florista le entrego un ramo de flores, la hija del confitero, una bonita caja de bombones, y así, cada estudiante le llevo algo relacionado con el negocio de sus padres.                                                                                                                                                       Al lle  gar el turno del hijo del dueño de la licorería, éste se acerco con una caja.                        Al recibirla, la maestra se dio cuenta que algo líquido escurría por la base de la caja, paso el dedo por la parte mojada , se lo llevó a la boca y lo probo.                                                                                    - ¿Es vino?, dijo, tratando de adivinar.                                                                                    - No, respondió el chico                                                                                                  - ¿Sidra?                                                                                                                     - ¡No!, tampoco, respondió el muchacho, Es un perrito ........

 

 

 

*Medico. Magíster en Salud Pública.